domingo, 4 de mayo de 2014

Sueños Espiral (XXIII)





II
Engla

¡Maldita sea! ¡Se me ha escapado de nuevo ese cabrón! ¿Cómo consigue salirse siempre con la suya con los menos daños posibles? Me cabrea, demasiado.

-¡Spirit! -Dejo de golpear a la chica por un instante. -Ven aquí.

En el fondo esta joven me da pena, no por los golpes, que los merece, si no por dejarse engañar por ese... No tengo una palabra bonita para definirlo, así que no lo haré.

-Llévatela de aquí.

Spirit coge a la chica de los pelos y la levanta del suelo de forma violenta. Tiene toda la cara llena de sangre, y la zona cerca de los ojos tremendamente hinchada. Pronto se le quedarán marcas ahí, así sabrá con quién debe meterse y con quién no.

Me alejo de la zona más cercana al agua, intentando sacarme a ese maldito chico de la cabeza, ¿cómo puedo odiarlo, pero a la vez pensar tanto en él? Es algo que no soy capaz de explicarme.

Sigo a Spirit a lo largo del embarcadero hacia la ciudad. No hablamos, pero los dos sabemos qué debemos hacer ahora: Él se encargará de llevar a la chica a Upsala(1) y encerrarla en una jaula; yo, mientras tanto, recogeré a nuestras tropas e informaré de nuestra misión a Capomafia.

-Bueno, nos separamos aquí, Spirit. -Me paro en seco.

-Claro, nena. -Se acerca a mí. -No tardes mucho.

-Será sólo un minuto.

Su voz ha sido sólo un susurro, pero todavía la siento en mis oídos cuando se aleja. Lo veo cargar la chica en brazos como lo hacía antes conmigo. En el fondo él es muy tierno y considerado, mucho más que su tío.

Me giro y salgo del puerto con paso firme hacia la Plaza Mayor de la Villa, donde suelen tener lugar todos los conciertos y donde se encuentra la megafonía de toda la ciudad. Una vez estoy allí, cojo el megáfono y alzo mi voz todo lo que puedo.

-Chicos... -Vaya, tanto gritar a ese Eyland me han dejado afónica. Aclaro mi garganta e intento de nuevo hablar. -¡Gente del Clan! -Bien, ahora sí que se me oye. -Reuniros todos en la Plaza Mayor lo más brevemente posible.

(1) Upsala: Antiguo templo nórdico en el que se llevaban a cabo grandes cantidades de sacrificios para los dioses escandinavos.


Una vez digo esto, mi garganta empieza a doler de una forma que jamás había creído posible, ¿cómo puede ser esto? Debo estar enferma o algo por el estilo. De pronto y, sin previo aviso, el mundo empieza a levantarse ante mis ojos, me siento mareada y sin fuerzas.

-¿Se encuentra usted bien, señorita? -Alguien ha frenado mi caída hacia el suelo. Casi me desmayo, ¿cómo es eso posible?

-Sí, tranquilo. -Me recompongo y me giro hacia el chico a mi espalda. -Gracias por ayudarme, Shaw.

-No hay de qué, jefa.

Sonríe y sale a la puerta del único edificio que dejamos en pie de todo Niflheim. Recuerdo que dijimos que podríamos encerrar aquí a ese chico, o usarlo como base de operaciones. Ninguna de esas dos opciones tiene validez ahora, me temo.

Poco a poco todos los miembros del Clan se reúnen con Shaw, mi guardaespaldas en este lugar, frente al edificio, ocupan toda la plaza.

-Chicos, al final encontramos a Eyland Rise.

Se escuchan ovaciones, pitos y vitoreos en todas partes, todos están eufóricos por esta noticia, y no hacen nada por reprimir sus sentimientos.

-No, no. -Agito la cabeza y una mano al unísono. -No es motivo de alegría. Sí, lo encontramos, estaba aquí, pero ha conseguido escapar de nuevo.

-¿Qué? -Es la única respuesta que da el público.

-Se ayudó de una chica de otro mundo, de una princesa. Ella le cubrió y consiguió huir por mar.

-¿Y la chica? -Uno de los chicos de las primeras filas de gente pregunta.

-Bien visto. En este momento la chica está con Spirit, la está llevando a Upsala, donde, por supuesto, la interrogaremos.

-¿Mataremos a la chica?

-Oh no, claro que no. Si a Eyland Rise le importa, puede ser una gran baza a nuestro favor, ¿no creéis?

Todos parecen pensativos ahora. Claramente están decepcionados por no haber podido atrapar a ese cabrón de Eyland, yo también lo estoy. Pero parecen entender lo que he dicho, así que asienten y me miran, esperando mi próximo movimiento.

-Creo que lo mejor es que volvamos ya.




Del bolsillo trasero de mi pantalón saco el transportador, tecleo el código de Upsala y, automáticamente, se abre una espiral verde.

-Todavía no me acostumbro a esto, es demasiado genial. -Digo para mí misma.

-Señora, creía que las espirales eran violetas. -Me susurra Shaw al oído desde detrás de mi espalda.

-Ah, es verdad, que tú todavía no las has probado. Las espirales violetas son las naturales, y te pueden llevar a parar a cualquier lugar. En cambio, las nuestras, las artificiales, son de color verde y trazan un camino entre dos zonas a nuestra elección.

-Oh, eso es realmente bueno.

-Claro que lo es. -Señalo a la espiral. -¿Quieres hacer los honores?

-Sin duda. -Asiente y se lanza dentro de la espiral.

-En el fondo es como un crío.

Río para mis adentros y, tras Shaw, todos los miembros del Clan que vinieron aquí saltan en el interior de la espiral artificial. Una vez estoy sola, suelto un grito de rabia y desconsuelo.

-Estaba tan cerca... Ya era mío, maldita sea.

Sollozo en el suelo de forma descontrolada, ¿qué demonios me pasa? Yo nunca he sido así, yo nunca he sufrido por nadie. ¿Acaso tiene algo que ver con él? No entiendo lo que me pasa, quizá sea algo pasajero y se acabe pronto. Al menos, así lo espero.

La espiral comienza a cerrarse, así que me levanto del suelo, seco mis lágrimas y, una vez me siento recompuesta, camino dentro de la espiral.

*****

-Señor, ¿quería verme? -Me arrodillo frente a Capomafia, que está sentado en su enorme sillón. Parece mucho más mayor que de costumbre, ¿será que a él también le trastorna lo de este chico?

-Te estaba buscando, Engla.

-Aquí estoy señor.

-Espero que me traigas buenas noticias. -Dice impasible. Realmente da miedo cuando habla así.

-Oh, ¿no le ha contado Spirit?



-¿Contarme qué? -Aunque no lo veo, sé que sus ojos se abren de forma exagerada. Es tan típico en él...

-Bueno, verá... No hemos conseguido atraparlo.

-¡¿Qué?! -Se levanta de golpe de su sillón.

-Él estaba allí... Pero había algo con lo que no contábamos.

-Mmm... -Se sienta y cruza sus brazos. -Continúa.

-Consiguió deshacerse de Spirit en el edificio donde usted lo intentó matar. Él es realmente astuto.

-¿Y los guardias no hicieron nada?

-A todos nos cogió por sorpresa. Él se fue con la chica y recorrió toda la ciudad, hasta llegar al puerto.

-Ah, que había una chica...-¿Qué le pasa en la cabeza? Realmente me da miedo y me enfada cuando es así.

-Sí, parece que era la princesa de un mundo llamado Curanipe. El rey, o sea, el padre de la joven, también quiere matar a nuestro sujeto, así que podría sernos de ayuda. Pero bueno, que me desvío del tema. Los alcanzamos en el puerto, pero ya fue demasiado tarde. Él se había montado en una lancha, y arrancó en cuanto me vio llegar. Él... la dejó allí.

-Qué noble por su parte... -Oh, cómo ama este hombre el sarcasmo... -Así que la chica que ha traído Spirit es la princesa de Curanipe y, su padre, quiere muerto a Eyland, ¿no es así?

-Exactamente. -Asiento de forma robótica.

-Bien pues... -La puerta se abre, interrumpiendo a Capomafia, y de detrás de ella sale Spirit.

-Joseph, ya he encerrado a la chica en el ala oeste de la nave. Está todavía inconsciente, ¿la despertamos?

-No, no hará falta. -Sonríe. -Tengo otra misión para ti.

-¿De qué se trata?

-Mientras Engla recluta al padre de la chica. -Me señala y asiento. -Tú irás en busca de Eyland. No tienes un radio de búsqueda muy grande, así que serás capaz de encontrarlo.

-Está bien. -Asiente y se da la vuelta.

-Espera.


-¿Sí? -Spirit se gira de nuevo.

-Llévate al chico nuevo.

-¿A él? ¿Por qué? -Digo sorprendida.

-Será... un bonito reencuentro.


Capomafia sonríe malicioso. ¿Qué está tramando ahora? Es un personaje realmente perverso. 

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