X
-Ahora verás.
Cierro la puerta y salimos de casa,
cerrando la puerta detrás de nosotros intentando no hacer mucho
ruido al hacerlo. Bajamos poco a poco las escaleras, viendo como Tyr
sigue mirando detalladamente el pasillo y salimos a la calle.
-Enserio, sigue impresionándome este
sitio. Es tan... elegante.
-Lo sé. Aún así no me gusta mucho.
Es demasiado serio para mí.
-Y entonces, ¿por qué no vives con
tus padres?
Sabía que esta pregunta iba a llegar
tarde o temprano, en este caso ha sido temprano. ¿Se lo podré
decir? ¿Confío lo suficiente en él? No es un tema del que me guste
hablar especialmente. ¿Cómo decirle a alguien que tus padres te han
llegado a maltratar sin tener ningún cargo de conciencia?
-Bueno... Digamos que... -Mi voz es un
simple suspiro. -No es un tema muy agradable. Simplemente no podemos
vivir juntos, déjalo ahí.
-Eyland... -Puedo ver la tristeza en
su rostro de surfero.
-No sientas lástima por mí. Es lo
último que quiero. -Mi mirada lo fulmina.
-No es eso. Sabes que no soy esa clase
de persona. -Mira al suelo. -Es sólo que... me entristece un poco
que no tengáis una gran relación.
-Oh no, no. Nos queremos muchísimo,
pero es solo que somos demasiado.. apasionados, por decirlo de algún
modo.
-Entiendo. -Sonríe. Esto puede con mi
paciencia.
-¿Entiendes? ¿Qué vas a entender
tú? Tú y tu familia os queréis y os pasáis el día dándoos
muestras de cariño. Nosotros... Nosotros...
-Lo siento. -Caigo al suelo
sollozando, casi entre lágrimas. -Lo siento por haber preguntado
Eylen...
-Tyr... -Me recompongo como puedo. -No
pasa nada, es sólo que... no me gusta recordar malos momentos.
-¿Malos momentos? -Vaya, tiene cara
de impactado. -¿De qué hablas? ¿Qué pasa, Eyland? -Puedo sentir
su preocupación. ¿Cómo puede ser tan sentimental?
-Pues... Verás... -Una última
lágrima se deja ver en el extremo de mis ojos. -Mis padres y yo
nunca hemos demostrado, bueno, ni tan siquiera dicho, mucho amor los
unos por los otros. Un día, esto cambió. Aunque, esta muestra no
fue del todo una muestra de cariño. Yo me enfadé con mi padre por
algo que él hizo, no recuerdo bien el qué, y mi cabreo pasó a él.
-Caigo de nuevo. -¡Me golpeó, maldita sea! ¡Me golpeó!
Tyr se acerca a mí, parece que va a
abrazarme o a darme algún gesto de consuelo. Pero no lo hace,
solamente se dedica a mirarme fijamente, con cara triste y esperando
por mi reacción. Yo, en cambio, sigo inmerso en mis turbios
recuerdos.
Mi mente es un agujero, una caída al
vacío sin encontrar un fondo, ni un pequeño atisbo de luz en esta
densa oscuridad.
-¡Eyland! -Me agita cogiéndome de
los brazos, me mira fijamente a los ojos. Cara contra cara. -¡Eyland!
Ya está, ¿vale? -Sonríe y sigue mirándome.
¡Tyr! Claro, eso es. Él es esa
pequeña luz, él siempre estuvo dispuesto a lanzarme una cuerda al
fondo del pozo para ayudarme a salir de él. ¿Cómo no fui capaz de
verlo antes? Este chico es pura bondad y se preocupa por mí, se
preocupa tremendamente por mí y siempre está ahí.
-Tyr... No pasa nada. -Sonrío. -Estoy
bien.
-Sí, supongo. -Me extiende la mano.
-Vámonos. -Cojo su mano y me levanto.
-Sí, pero sigo sin saber a dónde.
-Ríe.
-Ah, ya, eso. Está aquí cerca, ahora
verás. -Sonrío malicioso.
Retomamos la marcha hacia lo que ahora
considero mi hogar, lejos de mi familia, pero cerca a la vez. Andamos
por unos cinco minutos hasta que llegamos a un gran edificio, de
diseño contemporáneo, con grandes ventanas sin marco y las paredes
lisas y blancas.
-Este sitio ya es más mi estilo.
Bienvenido a mi hogar. -Le cedo el paso con un simple gesto.
-Vaya, te ha cambiado la cara. -Sonríe
abiertamente.
-Sí, supongo que sí.
-Definitivamente este es tu entorno.
Vamos dentro, anda.
Entramos en el moderno edificio y nos
paramos en la recepción de éste.
-Espera, esto es un hotel? -Me mira
extrañado.
-Algo así. -Río. -Es un hostal,
destinado casi en completo a gente joven. Aquí conocí a Paul, su
hermano mayor vive en mi misma habitación.
-¿Pero compartís habitación? ¿No
son individuales?
-Qué va. Hay una gran habitación con
literas en cada piso, con un baño enorme con muchas duchas y
letrinas.
-Suena interesante.
-Oh, es muy divertido, se conoce a
mucha gente. La mayoría están de paso. Aunque, hay habituales, como
el hermano de Paul o yo.
-Guay.
Cogemos el ascensor y subimos al
tercer piso. Nada más salir, estamos ya en la entrada de la
habitación.
-Esto ocupa toda la planta. -Tyr abre
la boca en signo de asombro.
-Mola, ¿eh? -Sonrío victorioso.
Caminamos por la gran habitación
entre filas y filas de literas, saludando gente cada pocos pasos. Al
llegar a mi litera, me agacho y dejo mi chaqueta en la cama de abajo,
en la cual duermo. Es raro ver la poca gente que hay, quitando los
dos compañeros de clase de la entrada, solo estamos nosotros dos.
-¡Tío!
Tyr sale escopeteado hacia una de las
esquinas de la habitación. ¿Tío? ¿Joseph? No lo había visto.
¿Qué hace él aquí?
-Tío, me alegro de verte. -Sonríe y
lo abraza.
Miro a esos dos allí. Joseph está
vestido de una forma diferente a la que lo estaba hace un rato, ahora
lleva una camiseta negra con el símbolo de la familia en blanco y
unos pantalones largos de color verde oscuro. Me acerco a ellos:
-Hola, Josh.
-Hola, chico. ¿Qué tal todo? He oído
que habéis tenido un pequeño accidente en la montaña.
-¿Cómo sabe usted eso? -Lo miro
fijamente, sin apartas mis ojos de los suyos.
-Me lo acaba de decir Tyr, ¿cierto?
-Cierto. -El joven sonríe.
-Vale, entiendo. Sí, estamos bien.
-No me fio de él, nada.
-¡Adiós, Rise!
Las voces de mis compañeros de clase
despidiéndose llegan desde el fondo de la sala. Ahora, estamos
completamente solos en toda la planta. Bueno, nosotros y las decenas
de literas.
-¡Adiós, chicos! -Sonrío y los
saludo con la mano.
-Te han llamado por tu apellido,
¿compañeros de clase?
-Eso mismo. -¿Cómo es posible que
este hombre sepa todo esto? No es nada normal, tiene que haber algo
detrás de él.
-Bueno, te preguntarás qué hago
aquí, ¿no?
-Sí, me lo pregunto bastante.
-Sonrío, aunque mis ojos le indican que la sonrisa es tremendamente
forzada.
-Bueno, pues te lo explico.
-Adelante. -El tono de la conversación
es muy tenso.
-Me he mudado aquí. Un amigo me
recomendó este sitio el otro día, vine a verlo y me ha gustado. Así
que, hasta que encuentre una casa nueva en la que pueda vivir, este
será mi hogar.
-No me parece mal. -La tensión se
suaviza. -Este es un gran lugar, se sentirá muy cómo aquí.
-Oh, ya lo hago. -Sonríe.
-Me alegra saberlo, tío. -Tyr vuelve
a intervenir después de un rato en silencio.
-Bueno, chicos, me tenéis que
disculpar. Voy al servicio. -Se separa de Tyr y se encamina hacia el
fondo de la sala.
-Así que, tu tío va a vivir aquí.
-Sí, ¿no es genial?
-Sí, supongo.
Pasamos unos minutos en silencio hasta
que la puerta de los baños se abre y de él sale Joseph. Veo como le
hace un gesto con la cabeza a Tyr y éste lo repite.
-Bien.
De pronto y sin previo aviso, noto un
enorme golpe en la cabeza y me encuentro tirado en el suelo, con la
mano en el lugar donde me acaban de pegar. ¿Qué demonios? ¡Tyr
acaba de golpearme!
Y entonces de nuevo, otro golpe, esta
vez un puntapié en las costillas. Luego otro, y otro y uno más, con
este son cuatro. Casi no puedo respirar, siento la sangre y todo lo
que tengo dentro intentando salir de dentro de mí por mi boca.
-Tyr... ¿Por qué?
Lo oigo reírse, a él y a Joseph.
Siempre supe que tenía algo malo detrás de sí mismo, algo me lo
decía desde el principio.
Como puedo, controlo mi respiración y
me levanto, con la mano apoyada en el lado derecho de mi torso.
-¿Por qué? ¿Por qué me hacéis
esto?
-La escoria como tú no debería
vivir.
La voz de Joseph llega desde detrás
de Tyr. Se acerca a él -y también a mí- hasta el punto en el que
se encuentra a su lado. Sin saber cómo, saca un machete de unos
treinta centímetros de su espalda y me apunta con él.
-¿Qué pretendes hacer con eso? -Lo
miro asustado.
-La escoria como tú no merece estar
viva.
Me alejo un poco, y él responde a mi
reacción con un machetazo al aire. Pasa a escasos centímetros de mi
rostro. Vale, esto va enserio, ¡este hombre pretende matarme de
verdad!
Asustado y exaltado por la situación,
salgo corriendo tan rápido como puedo con tal de alejarme todo lo
posible de ese hombre y su enorme cuchillo. De él me lo esperaba,
pero, ¿de Tyr? Maldita sea, ¡él era mi mejor amigo!
De pronto, un nuevo machetazo, esta
vez pasa a menos centímetros aún, pero de mi espalda. Mis heridas
ahora cicatrizando escuecen, y los recientes golpes en mis costillas
no me permiten correr tan rápido como quisiera.
-Maldito, ven aquí.
Tyr grita desde detrás de su tío,
¿realmente es su tío o era todo una patraña para que se
encontraran los dos junto a mí? Todavía no lo creo, ¡Tyr!
-Ven aquí, no sirve de nada escapar,
este es un lugar cerrado.
-Nunca.
Necesito alguna vía de escape, algo
para salir con vida de este lugar. ¡La gente! ¡Tiene que haber
alguien aquí! ¿Por qué no hay nadie? ¡Demonios, aquí siempre hay
alguien!
-¡Ayuda! -Grito todo lo fuerte como
puedo.
-Es inútil. Hemos sellado el ascensor
y cerrado las puertas de las escaleras. Nadie puede subir aquí.
-Hace una pausa y sonríe. -Ni bajar.
Sigo corriendo, y pasamos así unos
minutos, él golpeando con su cuchillo sin resultado y yo huyendo y
usando las literas como escudo contra su enorme machete, casi parece
una espada.
Entonces, sin darme cuenta de cómo,
Tyr aparece tras de mí y me hace caer al suelo dándome una patada
por la espalda. Genial, ahora soy completamente vulnerable. Intento
levantarme todo lo rápido que puedo, aunque es algo tarde y el arma
blanca cae sobre mi espalda, cortándome y haciéndome un corte a lo
largo de toda la espalda.
Dios, qué dolor. Comparado con esto,
los cortes que me hacía el látigo en la sala de torturas son
simples arañazos.
-Eres mío.
-Nunca.
Lo miro y me levanto. Salgo corriendo
de nuevo. Un momento, ¿qué es eso? Hay un agujero entre dos
literas. Es bastante grande, eso no estaba ahí hace un momento,
¿será una alucinación?
Da igual si es real o no, es una vía
de escape, aunque pequeña, puede llegar a ser mi salvación. Decido
saltar a la espiral entre las camas.
Bueno, hasta aquí la primera de las tres partes del proyecto. Espero que os haya gustado y que sigáis leyendo una vez continúe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario