V
-Volvemos a
encontrarnos, Eyland.
Él, ¿por qué
él? Lo odio tanto... Su voz... Su horrible pero a la vez dulce voz,
se mete en mi cabeza de la misma forma en la que se meten las
hormigas en su agujero cuando llega un peligro.
-Hola. -No lo
miro. Mi voz es gélida.
-Por favor, no
tanta emoción al verme... -Su sarcasmo únicamente me hace odiarle
más y más por momentos.
-Buenas noches.
-La voz de Engla suena casi tan fría como la mía.
-Oh, Engla, ¿que
haces bajo este desertor?
-Eso no es de tu
incumbencia.
-¿Desertor? ¿De
qué demonios hablas? -Replico.
-Tú calla
ahora. -Me golpea en la cabeza.
La rabia se
apodera de mí y me levanto, lanzando un puñetazo que impacta en su
labio inferior. Noto como este se rompe y chorrea sangre sobre mis
nudillos.
Tyr me mira
mientras retrocede por el impacto. Noto como la ira crece en sus
ojos, pero parece estar reprimiéndola. Es experto en eso de
guardarse cosas para sí mismo.
-Oh, vas a
lamentar esto. -Limpia su labio con la mano.
-No lo creo,
Tyr.
-¿Tyr? -Suspira
y se ríe a la vez, es siniestro. -Ese no soy yo, eso era un simple
personaje. A partir de ahora. -Sonríe. -Llámame Spirit, y solo
Spirit.
-No te pienso
llamar de ninguna forma, porque no pienso verte más.
-Oh, lo dudo
bastante. -Ríe.
-Yo no. -Mi
pierna vuela hacia la suya, por lo que cae al suelo. -He cambiado. Ya
no soy aquel chico asustadizo que conociste hace tiempo.
-Oh, ¿en serio?
-Mi pierna corre hacia sus costillas, pero él la agarra y me lleva
al suelo con él.
-Maldito...
-Escupo la palabra entre dientes.
-Vas a morir
aquí. -Me agarra de la mandíbula. -Pero no hoy. -Susurra.
-Gr... -Gruño
furioso.
-Y ahora. -Me
suelta y se levanta. -Voy a hacerte sentir dolor. Pero no dolor
físico, no, otro tipo de dolor. -Coge a Engla del brazo y la
levanta.
-Suéltala. -Me
levanto del suelo poco a poco.
-No creo que
ella quiera eso. -Sonríe. -Claro que no.
-Cierto, no lo
quiero. -Se gira hacia Spirit y le da un beso.
-Pero... Tú...
-Oh, ¿te lo
creíste? Deberías verte la cara que tienes ahora, Shinjin. -Engla
se ríe de mí en mis narices.
-¡Me mentiste!
-Claro.
¿Esperabas que te dijera la verdad? Tú mismo lo dijiste, soy del
Clan.
-No esperaba
menos de mi chica. -Spirit la besa de nuevo.
-Eres... Eres...
-Lloro de rabia.
-Pero Eyland,
¿no habías cambiado? -Genial, ahora es él quien se ríe de mi en
mis narices.
-Bueno, paso de
estar aquí y seguir viendo este espectáculo tan vomitivo.
Me giro y
comienzo a caminar, alejándome de Tyr y de Engla todo cuanto puedo,
mientras me sumerjo en mi odio hacia él.
-Oh, de eso
nada.
De su bolsillo
trasero saca un cuchillo y lo lanza, impactando directamente en mi
gemelo y haciéndome caer al suelo de nuevo.
Este chico
comienza a irritarme de verdad, pero no tengo arma alguna con la que
sea capaz de herirlo profundamente.
-Tú... -Señalo
a Engla. -Tú eres peor que él.
-¿Yo? -Se
señala a sí misma y ríe. -Lo sé. Pero, ¿y ellos?
Alza la vista,
indicándome que siga sus ojo dondequiera que vayan. Le hago caso y
me giro desde el suelo. Lo que me veo me horroriza.
Los aldeanos de
Tennō salen de sus casas de forma apresurada con cubos llenos de
agua. Hay otro incendio, y está siendo apagado. Pero, a todas las
personas que intentan frenar las llamas les pertenece un golpe en la
cabeza y una atadura de manos por parte de un hombre o una mujer
vestidos de negro y con el sello del Clan en sus ropas.
-¡Monstruos!
¡Eso es lo que sois!
-¿Nosotros? ¿O
tú? Esto es culpa tuya.
-¿Mía?
-Claro. Si te
hubieras entregado, esto no habría sido necesario.
Veo salir de la
cabaña del fondo de la calle a Haruka, la caseta en la que estuvo
cuidándome. Corre de un lado a otro, y veo las lágrimas caer por su
horrorizado rostro. Ella... Ella está buscándome a mí.
Si tan solo
supiera lo que hago aquí...
-Parad esto. -La
miro de nuevo. -Por favor.
-Oh, es tarde
ya. -Spirit parece mucho más grande ahora.
-Por favor... No
quiero que ella sufra de este modo.
-Ella... -Parece
pensativo. -Oh, parece que nuestro amigo muerto está enamorado.
-Omitiré lo de
amigo muerto. -Lo miro con desprecio. -¿Puedes pararlo o no?
-Claro que
puedo.
-¿Y por qué no
lo haces? -Sueno desafiante.
-Sólo pararé
esto con una condición. -Sonríe. -Y no te gustará.
-Dímela. -Miro
de nuevo a Haruka. -La que sea...
-Tengo entendido
que te tienen como un héroe local.
-Sí, algo
parecido.
-Pues quiero que
les digas a todos que esto es cosa tuya.
-Pero me
odiarán, sobre todo Haruka.
-Exactamente.
*****
-Aldeanos
de Tennō. -Alzo mi voz. -Ahora que el fuego ha sido apagado, quiero
que escuchen, porque tengo algo que decir.
Todos
se callan de golpe. Cesan sus abrazos y muestras de alegría para
reunirse en la plaza y escucharme. Todo por mí. No creo que pueda
enfrentar sus miradas de desprecio ahora.
-Tienes
que hacerlo, Shinjin. -Engla susurra al oído mientras me da un beso
cerca de mi oreja en el cuello.
-Está
bien. -Susurro. -Lo intentaré.
-Escuchadme
todos. Este incendio, y que esta gente -señalo a los componentes del
Clan a mi espalda- estén aquí, tiene un motivo. Y ese motivo soy
yo.
La
gente comienza a cuchichear, y se escuchan las reacciones de
sorpresa.
-¡Por
favor! ¡Callen todos! -Interviene el gobernador.
-Gracias.
-Susurro.
-Nada.
-Responde.
-Bueno,
prosigo.
-Yo
no vengo de aquí, aunque bueno, eso ya lo sabéis. Yo nací y crecí
en otro sitio. Hará unas semanas vuestras, conocí a este joven.
-Señalo a Tyr. -Pasamos cosas juntos, cosas que nos unieron como
personas. Por algo que pasó, yo me enfadé con él profundamente. Al
cabo de un tiempo, acabé por perdonarlo, y lo llevé al lugar donde
yo vivía, similar a aquella cabaña. -Señalo al fondo,y todos se
giran a mirarla. -Y allí fue.. Allí fue donde...
-No
lo va a decir. -Oigo a Tyr susurrarle a Engla.
-Oh,
lo hará. Por su bien.
-Allí
fue donde ocurrió aquello que menos esperaba. El joven en cuestión,
mi amigo, se unió con su tío -si es que era su tío- e intentó
matarme. Ustedes mismos vieron los cortes con los que llegué aquí.
Sé que parecerá increíble, pero apareció una espiral en una
pared. Asustado y sin otra opción más, decidí saltar dentro de
ella. Y caí aquí.
-¿Y
por qué quería él matarte? -Pregunta el gobernador.
-No
lo sé, realmente.
-Preguntarle
a él, entonces. -Se acerca a Tyr.
-No
pienso justificar este fin, y mucho menos aquí.
-Debería...
-No.
-Corto su frase. -Déjalo estar. Continúo mi historia.
-Como
quieras, hijo.
-Lo
que pasó después de eso ya lo saben ustedes. Lo que no saben es
que, anoche, conocí a esta chica de aquí. -Me giro y señalo a
Engla. -Ella me salvó de caerme por el borde de la aldea y morir,
probablemente. Cuando me salvó, vi que tenía el sello que traen
todas estas personas extranjeras en la ropa. Aún a sabiendas de eso,
decidí confiar en ella, no sé por qué.
La
oigo reírse a mi espalda.
-Ella
me traicionó, y me entregó al joven que quiere matarme. Como
venganza por huir aquel día, es por lo que ha pasado esto. Querían
hacerme sufrir. Lo... Lo lamento mucho, nunca quise involucrarlos en
esto.
Se
escuchan las reacciones de enfado y desprecio de los pueblerinos
frente a mí. Tyr sonríe triunfal a mi espalda. Me aparto del
estrado, mientras él se acerca a mí sonriendo maligno.
-Escuchen
todos. Sé que odian a este joven.
Desde
mi asiento al lado de Engla veo cómo Haruka me mira, fulminándome
con la mirada, mientras las lágrimas corren por su moreno rostro.
-Sé
que quieren su muerte. -Sonríe. -Y les daré lo que quieren.
Se
escuchan un Oh generalizado entre la gente mientras se miran
unos a otros de forma complaciente.
-Mañana
al alba nos reuniremos aquí para su ejecución.
Me
van a ejecutar... Voy a morir mañana.
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