VIII
-Tenéis
que acompañarme a la base.
-¿Pero
qué es lo que pasa?
-Las
cosas... Se han salido de su rumbo, ya no son como deberían ser.
-¿A
qué te refieres con eso? -Pregunto, sin entender nada de lo que
dice.
-Axell,
y el resto... Venid a verlo, o no sabréis lo que digo.
-Está
bien.
Miro
a Lysandra, quien tiene el ceño fruncido, tan poco consciente de la
situación como yo. -¿Cuento contigo para la Resistencia?”, le
pregunto con los ojos, y ella me responde un claro y rotundo “Sí”.
Salimos
corriendo en dirección a la antigua sede del Loud'n Rock,
mirando ambos a Olaf, que está justo delante, a unos pocos metros de
distancia. Es un hombre robusto a pesar de su avanzada edad, y la
barba, que le cubre el mentón, lo hace parecer aún más duro. De no
ser tan amable conmigo, me daría incluso miedo.
-Pero,
¿qué ha ocurrido? -Pregunto como puedo, mientras esquivo las ramas
de los árboles entre la nieve.
-Cosas.
-Se gira y nos mira, sin dejar de trotar. -Y no buenas.
-¿Pero
el qué? -Interviene Lysandra.
-Se
trata de tu padre... -Bueno, ya sabemos algo, al menos.
-¿Qué
pasa con él?
-Ha...
Ha... -Venga, hombre, suéltalo. -Ha tomado el control total de la
Resistencia. -La chica frunce el ceño.
-¿Y
eso es malo?
-Cuando
veas lo que quiere hacer, sabrás que sí lo es.
Querría
seguir preguntando y averiguar más detalles, pero este hombre no iba
a soltar prenda de ninguna manera, así que miro a Lysandra y le hago
un gesto para que no insista más; es la mejor opción, por el
momento.
-Pues
vamos a verlo.
Sin
decir nada más, únicamente escuchando el eco sordo de nuestras
respiraciones y los pasos en la nieve, volvemos a la base de la
Resistencia. Pero... Algo falla. ¿Por qué tiene las luces
exteriores encendidas en pleno día? ¿Se refería a esto Olaf? No,
lo de los focos no es para tanto, tiene que haber algo más.
Llegamos
a una de las puertas y Olaf la abre con el dispositivo de su muñeca,
aunque le cuesta bastante más que de costumbre. ¿A qué se debe
tanta seguridad? Axell, ¿qué estás haciendo?
-¿Ocurre
algo? -Pregunta de pronto Lysandra.
-Tu
padre... Eso ocurre.
-¿Cómo?
-Venga, lo he entendido hasta yo, chica...
-Esto
de triplicar las barreras de defensa, y estamos en una puerta para
aliados. Tiene que estar tramando algo.
-Vale,
vale. -Hace una pausa. No lo dice, pero tengo más que claro que está
pensando en lo que está pasando, y parece haberse dado cuenta.
-Entiendo.
De
nuevo, retomamos la marcha por el interior del recinto. La sala de
reuniones queda cerca, tres pasillos a la derecha y ahí está. Olaf
abre la puerta, y Lysandra lo sigue, pero la cojo del brazo y la
sujeto contra la pared.
-Tú
lo sabes. -Me mira con gesto de asombro, aunque sus ojos denotan
miedo e intriga, es la chica de las mil caras.
-¿El
qué sé?
-Tú
ya te has enterado de lo que sea que está haciendo tu padre.
-Yo...
Bueno... -He dado en el clavo.
-Habla.
-¿Por
qué eres tan bipolar? Hace un momento eras tremendamente cariñoso y
ahora hasta das miedo. ¿Qué rayos te pasa?
-Eso...
-La beso de pronto. -Tenía ganas de hacer esto.
-¿Ves
a lo que me refiero? -Se lleva las manos a la cabeza. -Eres
irritante.
-Soy
así. Debes comprenderme, Lysandra.
-Supongo
que sí.
-Volviendo
a tu padre, ¿qué está planeando?
-Si
lo conozco, y por desgracia es así, nos lo contará en cuanto
lleguemos a la sala de reuniones.
-En
ese caso... -Me aparto de su lado y le cedo el paso. -Entremos.
-Claro.
Sonríe
de nuevo, como ha hecho siempre desde que la conocí, y se introduce
en la habitación. La sigo de cerca hasta que Olaf y Axell se dan
cuenta de que estamos aquí. El hombre mayor se sienta en una de las
sillas, mientras que el padre de Engla y Lysandra está de pie, con
un plano en las manos, que sujeta sobre el escritorio central.
-Llegáis
tarde.
-¿Para
qué? -Respondo.
-Queríais
una revolución contra El Clan, ¿no?
-Así
es. -Decimos Lys y yo al unísono. No habrá...
-Pues
aquí la tenéis.
Con
una mano señala el plano y nos hace gestos de que nos acerquemos a
verlo, y con la otra enciende la televisión del fondo de la sala con
un mando a distancia. ¿Vamos a ver algún programa de guerra o algo
por el estilo?
-Bien.
Os explico. -Una vez me acerco, puedo verlo perfectamente. ¡Vamos a
atacar Upsala!
-Adelante.
-Respondo de forma casi automática.
-Esto
es un plano de la base del Clan. -Lo sé bien. -He marcado con una
cruz roja todas las posibles entradas. También he incluido las
marítimas, porque ahora está fija en un lugar determinado. Una vez
estemos dentro, tendremos que abrirnos paso entre los guardias, y,
cuando tengamos a mi hija, todo habrá terminado.
-¿Pretendes
que nos metamos en la boca del lobo? -Pregunta Lysandra horrorizada.
-Estás
loco, Axell.
-Puede
que lo esté, y seguro que será peligroso. Pero tenemos ayuda.
Señala
la pantalla que encendió hace unos momentos. Hay cámaras por toda
la ciudad, y hay gente por todos lados con el brazalete de la
Resistencia, ¿cuándo ha reunido a tantas tropas? Además, hay un
plano del patio, la zona donde me presentaron como líder de esta,
hasta ahora pequeña, organización, completamente abarrotado de
soldados uniformados con nuestras ropas y en formación.
-Esto
es vuestra querida revolución.
-Sí
que te lo has montado bien.
-Lo
sé. -Me responde.
-Pero,
¿por qué ahora?
-Porque,
según sé, tienen la mitad de los guardias fuera, en una especie de
expedi...
Y
antes de que pueda terminar la frase, todo comienza a temblar y se
escucha un terrible estruendo. En una de las pantallas se divisa
fuego, y no queda nada lejos de aquí. De pronto, otro enorme golpe
más. ¿Nos están atacando?
-¿Qué
pasa? -Pregunto a gritos.
-Vamos
a verlo.
Salimos
corriendo hacia fuera del recinto, y lo que vemos nos deja a todos
petrificados. Queríamos atacar, pero estamos defendiendo. El Clan
está aquí, esta era su expedición, querían encontrarme de nuevo.
-¿Dónde
está? ¿Y su líder?
-¿Me
buscabas?
Y
ahí está ella, a lomos de un enorme corcel alado de acero pulido,
con una siniestra sonrisa. Así que esta es la Engla de verdad, la
que conocí hace ya un mes, la que intentaba matarme sobre todas las
cosas. La versión de ella que me amaba parece haberse esfumado.
-¡Engla!
-Gritan Axell y Lysandra a la vez.
-Así
es. -Sonríe de nuevo. -Y no he venido sola.
Se
aparta y, tras ella, aparece otro chico uniformado del Clan. Lleva un
parche en el ojo, y tiene cicatrices en la cara. Casi no lo
reconozco, pero puedo decir con certeza que es...
-¡Tyr!
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