III
Axell
No
puede ser que haya dicho eso. No habrá contado nada, ¿verdad?
Arruinaría todo el plan, maldita sea. Siempre pensé que Spirit
tenía al menos dos dedos de frente, que era astuto, pero ahora...
Luego lo cogeré por banda.
-Bueno
chicos, ya estamos llegando.
Y
no puedo estar más acertado. En cuanto lo digo, un punto aparece en
mitad del mar; aún está algo lejos, pero no serán más de diez
minutos lo que tardemos en alcanzar la isla.
-Mirad,
ahí está.
La
señalo y los tres jóvenes se acercan a las ventanas para poder
contemplar lo que podría ser nuestro destino final con más
claridad. Me estremezco de solo pensar que aquí conseguiré matar
dos pájaros de un tiro.
-La
madriguera del lobo que nuca duerme. -Concluyo mi frase anterior.
-Es
espectacular. -Responde Eyland, con la boca abierta y las pupilas
dilatadas.
-Sí.
-Y ahora es Engla la que está impresionada. ¿Qué les pasa por la
cabeza? Menos mal que no tengo que dejar mi vida en sus manos...
-Pero
habría que ponerle un nombre. -Se les une Spirit. Ya son tres
idiotas. Madre mía, se comportan como... Bueno, como lo que son,
niños.
-Ya
lo tendrá, no seáis tontos.
-Pero
es que es tan genial... -Se queja uno de ellos, pero no distingo la
voz.
-Mucho.
Y
realmente en eso tienen razón. La isla es completamente rocosa, con
una gran obertura que ocupa la mitad del terreno, la cual da paso a
una enorme galería. Bajo ella, un acantilado de muchos metros que
acaba en una pequeña playa cuyo suelo se compone de rocas punzantes.
También, algo más arriba, hay una zona con algo de vegetación, una
especie de bosque tropical con un claro en el centro.
-¿Veis
eso de allí? -Señalo el lugar en cuestión.
-Es
un círculo muy bien trazado, ¿no? -Tan observadora como siempre,
hija mía.
-Así
es. -Asiento. -Supongo que lo harían los miembros del Clan que
vivieran aquí.
-Aún
así es demasiado perfecto. -Responde. -No hay muestra alguna de que
la maleza haya intentado cubrirlo. Debe de ser reciente. -De nuevo
acertada, Engla.
-¿Y
eso qué nos dice?
-Que
Impeesa podría seguir todavía por los alrededores. Habrá que ir
con mil ojos.
-Bien
visto, Eyland.
-Gracias.
-Asiente, con una pequeña sonrisa en la cara.
-Bueno,
ahora a vuestros asientos. Cinturones abrochados. Voy a aterrizar
ahí.
Reduzco
progresivamente la velocidad mientras dirijo la nave hacia el claro
de la forma más cuidadosa posible, si nos enganchamos con una de las
ramas de esos descomunales árboles estamos perdidos. En cuanto la
parte más baja del vehículo toca suelo, apago uno a uno los cuatro
motores y todos los aparatos electrónicos del panel de control. Me
aseguro de que todo esté bien desconectado antes de quitarme el
cinto de seguridad, no quiero provocar un incendio o algo así.
-Ya
estamos aquí, señores. -Digo, sonriendo.
-Y
ahora a por ese maldito de Impeesa. -Responde Eyland, cómo no,
golpeándose la palma de la mano con el puño.
-Yo
con conocerlo me conformo. -Spirit, siempre tan conformista.
-Sea
como sea, vamos a comprobarlo, ¿no?
Dicho
esto, me levanto de mi asiento y abro las compuertas de la nave. El
cambio de temperaturas es impresionante, y se nota nada más comienza
a moverse el portón. ¿De dónde sale tanto frío? El viento es
insoportable.
-Chicos,
si habéis traído chaqueta, sacadla de la mochila. Os vendrá bien.
-¿Y
qué hay de ti, papá?
-Yo
estaré bien.
Comienzo
a bajar la escalerilla de metal y voy confirmando lo que pensaba;
aquí ha habido alguien, y recientemente. La hierba está recién
cortada y los árboles que deberían estar aquí han sido debidamente
talados. Quizá esas personas todavía sigan por los alrededores.
-¿Estamos
fuera todos? -Los tres jóvenes asienten. -Bien. Voy a activar la
invisibilidad de la nave. Luego iremos a reconocer el terreno.
Pulso
el botón del cuadro de mandos del dispositivo de mi muñeca dedicado
a eso, pero no pasa nada. Mierda, ¿tenía que romperse ahora?
Acciono otro comando para comprobar que el fallo no está en el
dispositivo y funciona, así que debe ser cosa de la nave.
-Me
da que voy a tener que arreglarlo. Quizá no sea nada, pero podría
ser más de lo que parece y llevarme un rato.
-¿Y
entonces qué hacemos?
-Engla,
Eyland y tú peinaréis la zona. Quiero que me informéis en cuanto
encontréis algún rastro de humanidad por aquí. Buscad también una
entrada a la cueva que había en la parte baja de isla, tenía un
gran tamaño y nos refugiará del viento.
-Bien.
-Asiente y le tiende una mano a su nuevo compañero de expedición.
-¿Vamos?
-Claro.
Toma
la mano de mi hija y ambos se pierden en el frondoso bosque tropical.
Todavía me sorprende que haga tanto frío habiendo una humedad tan
alta en el ambiente. Bueno, al menos sé que, al tener el comunicador
para poder oírlos, no harán nada raro.
-¿Estás
seguro de que es una buena idea dejarlos solos por ahí?
-En
realidad no, pero tampoco te iba a mandar a ti.
-¿Por
qué no?
-Eres
demasiado imbécil como para perderte.
-Y
que eso me lo digas tú, el hombre que perdió el liderato del Clan
de una forma tan tonta...
-Te
recuerdo que fue tu tío quien me robó ese puesto.
-Y
ahora está muerto, Eyland se aseguró de eso. Tomé yo el control
después de eso.
-Sí,
y mira cómo ha acabado todo. -Río a carcajadas. -Sigues siendo más
estúpido y arrogante de lo que creía.
-¡Eso
no es así! -Las venas de su cuello comienzan a hincharse a la vez
que su rostro se va tornando más y más rojo. Se acerca a mí con
decisión, ¿de verdad se cree que puede conmigo?
-Claro
que lo es. -Lo cojo del cuello de la chaqueta y lo estampo contra el
lateral de la nave. -¡¿En qué estabas pensando al decirle eso a
Eyland?!
-No
sé de me hablas. -Escupe y me aparta la cara.
-Oh,
claro que lo sabes. ¿Qué le has contado?
-Nada
de nada. -Intensifico mi agarre.
-Niño
no me vaciles. ¡¿Qué has contado?!
-Te
estoy diciendo que nada. ¿Tan difícil es de coger? -Sonríe de
medio lado. Se está burlando de mí.
-¿Y
qué hay de lo de “Eyland y yo estamos más unidos de lo que
parece. Ya lo entenderá.”?
-Solamente
dije eso. Es igual que decir nada.
-¡Se
lo ibas a contar, joder!
-¡¿Y
qué pasa si lo hago?! -Grita. -Tiene derecho a saberlo.
-No,
claro que no. El día que conozca la verdad, todo esto -nos señalo-
se irá a la mierda, ¿entiendes?
-¿Qué
va a hacer él? Somos tres contra uno.
-Imbécil.
-Lo separo de la nave y lo lanzo al suelo. -¿Es que no te has dado
cuenta? Engla está dejando de ser una Fire, empieza a sentirse más
Rise.
-Tu
hija no podría matarte, ¡sois familia!
-Una
familia a la que se ha pasado diez años sin ver, a diferencia de su
hermana, te recuerdo.
-¿Estás
diciendo que se siente resentida por haberla dejado allí y haberte
llevado a Lysandra? -Te ha costado, eh.
-Eso
me temo.
-¿Cómo
sabes tú eso?
-Ella
misma me lo dijo. -Miro al suelo.
-¿Cuándo?
-Mientras
tú le decías cosas que no debías a Eyland. -Digo, intentando
parecer lo más borde posible.
-Ah...
Lo siento. En cuanto a lo otro... quiero que volvamos a ser amigos.
Él... me trató realmente bien, a diferencia de la gente que conocía
en Upsala.
-Ellos
eran compañeros, es diferente.
-¡Pues
eso mismo! Quiero recuperar a mi único amigo.
-Haz
lo que quieras. -Abro el capó de la nave y reviso la avería. -Tal y
como pensaba.
-¿Qué
le ocurre?
-Un
fusible se ha fundido, nada serio. -Meto la mano en el bolsillo
trasero del pantalón y saco uno de repuesto. Hice bien en coger un
par antes de salir. -Voy a cambiarlo.
-Bien.
¿Ayudo en algo? -Lo reemplazo y le doy el usado.
-Guarda
esto. Luego lo tiraremos.
-Sí.
-Asiente.
-Ahora
en serio, chico. -Cierro el capó y activo la invisibilidad. -Como le
cuentes algo...
-¡Pero
tiene que saberlo! -Spirit se indigna, con los puños apretados y la
cara roja.
-No
debe. -Respondo cortante.
-¿Por
qué no? ¡Es mi familia!
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