III
Engla
Este
Olaf... Sabía que no se podía confiar en él. No sé realmente por
qué, pero, desde el mismo momento en que papá lo trajo a Upsala, no
me fié de él. Y se ve que hice bien en no creer nada de lo que
decía.
>>>Lo
recuerdo perfectamente, su llegada al Clan. El tan querido por la
gente líder, Axell Fire, se había marchado a uno de esos viajes tan
largos que solía hacer, dejando a Capomafia al mando de todo. Claro
que ahora sé exactamente a qué, o mejor dicho a quién, se dedicaba
durante sus muchas escapadas...
>>>Pocos
días antes había habido una explosión, la cual se llevó consigo a
mamá, o al menos yo creía que se trataba de mi madre, y a los
padres de Tyr, quien quedó destrozado y, al igual que yo, al cargo
de su tío. Ambos nos sentíamos terriblemente solos; él, hijo único
y llegado a Upsala hacía apenas unos meses; y yo, sin madre, con una
hermana en Niflheim, una gran ciudad, y un padre que me había dicho
que haría dos salidas más, y que no esperara la vuelta de su
segundo viaje.
>>>Entonces
fue cuando él y Olaf aparecieron, y el primero presentó al segundo,
un hombre que me era completamente desconocido, como el nuevo jefe de
investigadores tecnológicos e instructor de los Jóvenes Brigadas
del Clan. En este pequeño grupo, en el que por supuesto yo me
hallaba, nadie se llamaba por su nombre de pila. Así nació el Trío
Dinámico, donde Tyr, Martin y yo pasamos a ser Spirit, Shaw y
Cometa. Pero nuestro tutor... tenía algo extraño en su mirada, sus
ojos azules, demasiado azules, siempre me hicieron desconfiar de él.
-E
hice bien.
-¿Con
qué hiciste bien, Engla?
Este
chico, el que se supone que está al mando de La Resistencia... Lo
conozco, sé que lo conozco. Estuve a punto de matarlo la última vez
que estuve aquí, eso es. ¿Podrá perdonarme por eso? Sinceramente,
espero que sí.
-Yo...
-¿Podré decir algo?
-Vamos,
Engla, responde a nuestro nuevo aliado. -Eyland, como siempre, tan
confiado. Él es todo lo que necesito ahora en mi vida, y que siga en
ella.
-Decía
que hice bien en desconfiar de Olaf.
-¿Tú
lo conocías? -Me mira con la cabeza inclinada hacia un lado. Pensaba
que lo sabía...
-Sí...
El aliado que no pudo asistir a lo de Capomafia fue él...
-¿De
verdad? -Debí haberle preguntado...
-Así
es...
-Vaya.
-Responde secamente. Ya la he jodido...
-¿Ocurre
algo?
-Oh,
no. -Sonríe de nuevo. -No es nada.
-Siento
interrumpir. -El chico nuevo interviene de pronto. -Pero, si os sirve
de consuelo, a mí me sorprendió tanto como a vosotros. Él era un
gran icono mediático aquí, en Neo-Niflheim, y como un hermano para
mí.
-Neo-Niflheim...
-Eyland cruza los brazos y se pone una mano en la barbilla, parece
pensativo. -Tú no has nacido aquí. -¿Cómo ha...?
-Así
es.
-¿Y
de dónde vienes, chico? -Pregunta, entonces.
-Yo
vengo del archipiélago de Lofoten. Mi padre vivía aquí, pero mamá
y yo siempre estuvimos allí. Cuando se inició la reconstrucción de
la ciudad, decidí que era hora de volver a unirme con mis orígenes,
y vine a ayudar.
-Bonita
historia esa. -Digo sonriendo, pero el dolor del recuerdo de mi padre
y su traición me invade por dentro.
-Supongo
que sí. -Sonríe de vuelta.
-¿Y
cómo te llamas? -Eyland vuelve a tomar la palabra.
-Yo
soy Argus(1), y antes era pintor.
-Pintor,
eh... Yo también solía serlo. -¿Tú? Eyland Rise, no dejas de
sorpenderme...
-¿De
verdad? -Abre la boca y los brazos al oírlo. Le ha impactado casi
más que a mí, y eso ya es decir...
-Así
es. -Asiente, sonriendo.
-En
ese caso... Si no es mucha molestia, sería un honor que vieras mis
cuadros. Están en mi habitación, la que antes era tuya.
-Oh,
sí. -Su sonrisa se torna aún mayor. -Por supuesto.
-Muchas
gracias. -Hace una reverencia, todo muy formal. Yo también querría
ver los cuadros, si no es mucha molestia...
-Aunque...
-Dice Eyland de repente. -¿Por qué un honor? Quiero decir, ¿de qué
me conoces a mí, Argus?
Oh,
¿de verdad no lo recuerdas? La gran batalla que tuvo lugar aquí te
dejó demasaido tocado, tanto como a mí el viaje a Lunt... Pero aún
así, no sé cómo no puedes acordarte de que te convertiste en su
gran líder, en sus alas, y ahora también en las mías...
-Tú
fuiste la pieza clave en el motor que era La Resistencia. Junto con
Lysandra, conseguisteis hacer de esto...
Pero
no le es posible terminar su discurso, Eyland lo hace por él. El
joven de Niflheim, mi amado, rompe a llorar de pronto, está
completamente desconsolado. ¿Cómo es posible que se sienta tan
afectado por aquello? Ni siquiera yo, su hermana mayor, estoy así.
(1)
Argus: Nombre de origen escandinavo, se traduce como Vigilante.
-¿He...
He hecho algo malo? -El pobre chico... Argus... creo, respira muy
trabajosamente, y mueve las manos sin parar. No es culpa tuya. O
bueno sí, ¿por qué le permitiste morir y no fuiste tú en lugar de
ella?
-No...
-Responde Eyland, casi sollozando. -Es solo que... No tengo muy
buenos recuerdos de esa etapa de mi vida.
-En
ese caso, pasamos de mi exposición y pasamos a algo mejor. Voy a
enseñarte el cuadro que más orgullo me produce, y te aseguro que te
gustará. -Por fin respira aliviado.
-¿Por
qué? -En un abrir y cerrar de ojos, se encuentra de pie y
completamente recompuesto. Nadie diría que estaba llorando hace
medio minuto.
-Es
debido a la temática de la pintura.
-¿Y
a qué estamos esperando? -Vuelve a sonreír. Parece que de verdad
esto le gusta.
-Vamos.
-Le indica el camino con la mano. -Te lo mostraré. -Una vez más, se
olvida de mí. ¿Hola? Existo...
-¿Y
qué hay de Engla? -Tú siempre tan genial, Eyland. -Quiero que venga
con nostros.
-Oh,
sí. Por supuesto.
Sonríe
y se encamina hacia una habitación contigua a la Sala de los
Líderes, como ponía en la entrada de la misma. Nada más abrirse la
puerta, se puede notar el tremendo olor a pintura que invade toda la
oscura estancia.
-Oh,
lo olvidaba. -Dice, de pronto, y deja de hablar con nosotros por un
momento. -John, puedes venir ya, Rise y la chica han llegado. -Puedo
ver cómo Eyland se tensa nada más oír la conversación.
-¿Quién
es John? -Pregunta, en la penumbra, mientras Argus busca a tientas el
interruptor de la luz.
-El
otro líder actual de La Resistancia.
-Ah,
que sois dos...
-Ahora
cuatro, como en los orígenes.
La
habitación se ilumina por fin. Lo que antes eran sombras y oscuridad
se ha convertido en luz y formas y, ante nosotros, se ha dibujado la
sileta de un lienzo de unos dos metros de alto, tapado con una tela
blanca.
-¿Estáis
preparados?
-Sí...
-Comienzo a hablar, sin mucha seguridad.
-Por
supuesto. -Concluye Eyland.
Y,
una vez lo hace, Argus destapa el lienzo. Es... Es hermoso. Jamás
habría podido imaginar un cuadro así, y menos aún pintado por él.
¿Cómo puede haber conseguido plasmar de esa forma tan precisa y
elegante su imagen?
-Es...
Es... -Eyland ni siquiera es capaz de hablar.
-Lysandra.
-Responde Argus.
-¿Por
qué?
-Ella
merecía algo así.
-No.
-Niega con la cabeza. -Ella merecía mucho más que eso.
-Es
hermoso. -Intervengo, tras un prolongado silencio.
-Lo
es. -Eyland se gira hacia el pintor. -Gracias. De verdad.
-Lo
mismo digo.
-No
hay de qué. -Nos responde.
-Puedes
taparlo.
El
líder, bueno, uno de los cuatro que somos, de La Resistencia obedece
mientras mi Shinjin me abraza, de pronto. Eres genial, Eyland. Te
amo, te amo tanto... Volvemos a la Sala de los Líderes del reformado
recinto del Loud'n Rock.
-Oh,
John, ya has llegado.
Argus
se da un abrazo con el hombre, que tendrá más o menos la edad que
tendría Capomafia, el cual entraba en este momento en la habitación.
Pero Eyland reacciona de una forma muy diferente: Me suelta de
repnente y sale corriendo hacía él. <<¿También va a darle
un abrazo>>, pienso. Sin embargo, me equivoco; una vez lo
alcanza, lo agarra del cuello con ambas manos, lo levanta en el aire
aire y lo mantiene apretado contra la pared. ¿Pero qué...?
-Tú...
-La ira puede verse en sus ojos. Le tiene más ganas que a Shaw, y ya
es decir. -Tú...
-Eh,
amigo. -El hombre sonríe nervioso. -Suéltame, ¿quieres?
-No
hasta que acabe contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario